NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

¿CÓMO AFRONTAR LA NUEVA REALIDAD?

 

“Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” Filipenses 3:7-8

Hace seis meses nos encontrábamos preparando todo para nuestra boda, pensando en la reunión, preocupados por nuestro apartamento y planeando ese futuro incierto que a muchos nos puede llegar a agobiar. Pero el inicio de este año nos tomó por sorpresa en varias situaciones que no esperábamos, aunque si estaban en los planes de Dios. Y lo entendimos aún más cuando iniciamos nuestra vida matrimonial, pues creemos que El Señor une propósitos. Cuando iniciamos una etapa vienen pruebas de fe, de constancia, y nos hacemos muchas preguntas. Como pareja hemos experimentado pruebas económicas, luchas en el ministerio, en nuestro carácter, dificultades laborales y hemos tenido que entender que algunas personas cercanas solo se adelantan a la eternidad.

Dios en su palabra nos lleva a vivir en un mundo de fe y promesas, aunque la realidad en ese momento no sea como la teníamos en mente, pues en esos tiempos es cuando aprendemos a conocer a Dios como nuestro todo. Estos meses para nosotros han sido de situaciones inesperadas, quebrantamientos en muchas áreas y hemos llegado a experimentar desánimo, frustración, pensamientos negativos, y hasta nos hemos sentido bravos con Dios en algún momento. Pero como nos dijo nuestra Pastora “deben volver al primer amor”. Recordamos que en nuestro primer amor todo era diferente, soñábamos en grande, teníamos ilusiones, la felicidad empezaba a verse en nuestro rostro porque estábamos enamorándonos de Dios. Por eso estamos poniendo en práctica ese principio “volver al primer amor”, volver a nuestro amado, volver a nuestro Padre, volver a soñar, volver a reír con Dios, volver a caminar con él. Porque él nunca dejara de ser y “su voluntad es buena agradable y perfecta”. A veces nos angustiamos por cualquier cosa pero a Dios no le sorprenden nuestras situaciones pues él ya las tiene bajo control.

Como hijos de Dios, somos seres humanos llamados a ser santos. Por eso debemos ser honestos con Dios y eso demanda sinceridad al hablar con Jesús. Si estás atravesando luchas, no tengas temor de pedir ayuda a un amigo de la fe, o a tus autoridades, porque no estamos solos. Somos personas en constante construcción, por esta razón te invitamos a que no guardes silencio con respecto a la realidad que estás viviendo en estos momentos. Hoy tienes la oportunidad de volver a ese primer amor por Dios que sobrepasa todo entendimiento y echa fuera todo temor.

Con cariño, Andrés y Laura