NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

DIOS NOS MOSTRARÁ SU VOLUNTAD

"En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Jueces 17:6.

Esta pandemia me hizo entender la importancia de la obediencia a Dios y la búsqueda a diario de su presencia. Hace casi dos años viví una prueba en mis sentimientos, yo soy madre soltera y oraba todos los días para que Dios restaurara mi hogar. A finales del año 2019, pensé que había llegado la respuesta a mi oración, pues el papá de mi hijo había vuelto a mi vida, prometiéndome el cielo y la tierra. Yo pensé que él había cambiado, que ya había adquirido madurez y responsabilidad después de muchos años sin vernos y que quería formar un hogar con mi hijo y conmigo.

Yo estaba confundida, por un lado, mis compañeros del trabajo me empezaron a aceptar y me felicitaron, decían “ya no es la pobrecita solterona porque ya tiene novio”. Pero, por otro lado, mi mamá decía “tenga cuidado con ese muchacho, él no ha cambiado, sigue siendo el mismo mujeriego y mentiroso de siempre”, yo no sabía qué hacer, yo pensaba que se me estaba pasando el tren y que esa era mi última oportunidad, tenía un velo en mis ojos, yo justificaba todas mis actuaciones y lo justificaba a él, yo pensaba que tenía que aceptarlo a él con todos sus defectos, aceptar que no tuviera trabajo y perdonarle que no hubiera respondido por mi hijo durante todos estos años.

Mi oración no fluía como antes. Un día oré confesando el Salmo 51 y luego le dije a Dios que, si esta relación no era buena para mí, que alejara a ese hombre de mí vida. Un viernes 13 de marzo 2020, declararon cuarentena total en Bogotá, yo entendí, que Dios me estaba guardando, no sólo de la pandemia, porque en la empresa nos enviaron a licencia no remunerada por un mes, sino de seguirme viendo con él. Obviamente, en mi corazón estaba triste y herida, pero Dios quitó el velo de mis ojos porque luego me enteré, que andaba con otra persona y conmigo al mismo tiempo. El Señor usó la cuarentena para protegerme del mal y mostrarme su infinito amor, que es más que suficiente.

Aprende a confiar en Dios, aunque no entiendas hoy. Obedécele pues tarde o temprano te darás cuenta que El Señor siempre tiene la razón y que su voluntad para ti es darte siempre lo mejor. 

Con cariño, Diana Castillo.