NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

REALIDAD DEL CORAZÓN

"El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración" Romanos 12: 9-12

 Hace mucho tiempo me preguntaban el porque me gustaba servir a el Señor y yo también me hacía la misma pregunta. Recordé que todo comenzó con un sentimiento de compasión y amor al prójimo, sucedió cuando tenía la edad de 8 años, en el primer piso del edificio Marulanda lugar en el que trabajaba como mensajero de un abogado amigo de mi mamá. Siempre veía un muchacho morenito de mí misma edad, que vendía periódico y a quien se le veía por encima la gran necesidad que tenía, así que cuando me enviaban a realizar las diligencias aprovechaba para ayudar a aquel muchacho a vender sus periódicos. Aun siendo tan pequeño era la manera de mostrar compasión y solidaridad hacia aquel niño. 

Recordando estas cosas puedo entender lo que dice la palabra, fuimos creados a imagen y semejanza del Señor, él nos hizo seres sociales con la capacidad de amarnos fraternalmente, levantarnos unos a otros, levantar los brazos de nuestro hermano. Pero allí la palabra también habla de diligencia, como dice el dicho popular “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, muchas veces las cosas se quedan en simples intenciones y resultamos traicionando la esencia con la cual fuimos creados.

“Servir al Señor con el fervor que da el Espíritu” nuestro llamando solo puede ser activado a través de la comunión con Dios, pues solo permaneciendo en completa armonía y sincronía con el Espíritu Santo podremos permanecer con el ímpetu para el servicio a nuestro Dios y también servir en amor y compasión hacia los que están atrapados en el pecado y lejos de los beneficios que ofrece la salvación a través de Cristo. 

No siempre es fácil permanecer sirviendo y más cuando nos encontramos en el camino con corazones endurecidos, pero al final con paciencia y perseverancia podemos encontrar en el fondo de cada situación, los corazones rotos y el sufrimiento que hay detrás de nuestros hermanos. El Señor mismo nos mostrará y nos dará la sabiduría para ser luz en medio de la oscuridad, ser sal en medio de la amargura, ser compasivos en medio de un mundo indolente, pues a esto nos ha llamado el Señor, a ser una extensión de Él. Dios es  tan amoroso y compasivo que entregó a su hijo amado por amor a nosotros, por amor al pecador que no merecía perdón, y Él nos enseña lo que podemos llegar a hacer y ser a través de Él, al amar con verdad y tenacidad.

Oración: Amado Dios, gracias por tu exagerado amor, gracias por enseñarnos a ser como tú, gracias porque levantas nuestros brazos para poder levantar los de otros, gracias por enviarnos al hermoso Espíritu Santo que es nuestro ayudador en todo tiempo. Nuestro desafío es ser cada día más parecidos a ti, compasivos, perseverantes, diligentes y tenaces.

Con amor, Manuel Guarín.