NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

PEDIR, BUSCAR Y LLAMAR

Cuando necesitamos más dinero del que tenemos, pedimos un préstamo en el banco o llamamos a alguien para que nos lo preste. Cuando nos sentimos enfermos, buscamos inmediatamente un Hospital o llamamos al médico en casa. Cuando queremos un ascenso, siempre buscamos ganarlo con el doble de esfuerzo, cuando queremos cambiar o encontrar un trabajo; buscamos como locos diversas ofertas laborales.

Incluso las acciones más pequeñas de la vida requieren de pedir, buscar y llamar… acciones como simplemente pedir un domicilio, buscar a un amigo cuando nos sentimos solos, llamar a nuestros familiares para actualizarles de nuestra vida. Todo… absolutamente todo lo que quieras alcanzar, requiere de PEDIR, BUSCAR Y LLAMAR.

Hacer todo lo anterior no tiene nada de malo, por lo contrario, sabemos que la fé sin obras es muerta, lo malo está en que nuestro primer instinto sea siempre obrar buscando de primera mano a lo natural, actuando primero con nuestras propias fuerzas y siempre buscando las soluciones y respuestas lógicas. Es allí cuando el orgullo y la autosuficiencia nos dominan, evitando e impidiendo que lo sobrenatural suceda.

Hoy es el día de recordar que nuestros conocimientos son finitos, que nuestras fuerzas se acaban y que las personas en las que hemos puesto nuestra confianza, nos pueden fallar o se pueden equivocar. Por esto, todo lo que necesitemos o queramos debe ser primeramente conquistado en el mundo espiritual, nuestra primera opción debe ser nuestro padre celestial.

Quizás, te acostumbraste a lograr todo de manera independiente y lógica, pero déjame decirte... y por experiencia propia; que cuando algo se nos sale de las manos, cuando ya nada tiene sentido y cuando ya todo no está bajo nuestro control, no hay lugar más seguro que pedir, buscar y llamar en su presencia.

“Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido” Mateo 7:7-8

 

Con amor, Daniela Bermúdez.