NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

ESPERANZA PURIFICADORA

^“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”

1ª. Tesalonicenses 4:16-18

Este pasaje nos enseña acerca de la segunda venida del Señor Jesucristo y debe ser una fuente de consuelo y de esperanza purificadora para todos aquellos que creemos que El retornará por nosotros.

La esperanza es esperar con anhelo y creer que es posible recibir las bendiciones que se nos han prometido, esta nos permite seguir adelante aún en medio de los tiempos difíciles y creer que Dios ha preparado para nosotros un futuro mejor.

Pero cuando las situaciones difíciles aparecen, nos golpean y nos sentimos sin fuerza para seguir adelante, tenemos la tendencia a perder la esperanza, bien sea por agotamiento emocional o espiritual, por stress sostenido por largo tiempo y la sensación de no saber que traerá el futuro. Y sin esperanza la vida pierde el sentido y la perspectiva correcta de Dios y sus promesas.

Por esperanza esperamos resultados, cambios, cumplimientos de promesas. Pero para conservar la esperanza es necesario quitar los ojos de nuestras circunstancias y volverlos a las promesas de Dios.

En este tiempo en que hacemos la evaluación de los resultados del año que hemos trabajado, tendemos a sentirnos decepcionados pensando que hemos sembrado mucho pero no recogido tanto como anhelaríamos,  es reconfortante y emocionante tener la certeza de que Dios vendrá  por nosotros con recompensa y que todo aquello que hemos sembrado, aunque el hombre olvide, Dios no es injusto para olvidarse de nuestra obra y del amor que hemos mostrado hacia  su nombre, habiendo servido y sirviendo aún a los santos, mientras esperamos su gloriosa venida y nos alentamos unos a otros con sus palabras.

Si la esperanza tomó alas y voló por causa de una perdida, de un diagnóstico de enfermedad, por la desilusión causada por un ser querido, o por tus resultados ministeriales, etc. te invito a que purifiquemos nuestros corazones de decepciones, de ataques sin tregua, de la poca flexibilidad al cambio, mientras esperamos con confianza el cumplimiento de las promesas de Dios y de su anhelado retorno.

ORACIÓN:  Amado Dios, te damos gracias porque, aunque no podamos ver, tú estás obrando en todas las áreas de nuestras vidas. Perdónanos por perder la esperanza y desalentarnos, por quitar nuestra mirada de tus promesas y ponerlas en las circunstancias. Nos volvemos a tu cruz que es fuente inagotable de provisión para nuestras vidas y allí podemos encontrar la provisión de esperanza para esperar por ti y por el cumplimiento de tus promesas. Te amamos y confiamos en ti.

Conamor, Stella Castro.