NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

NO NOS DAMOS POR VENCIDOS

 "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día"

2 Corintios 4:16

Una cosa es la comunión con el Señor, otra es la rutina; una cosa es entrar en Su presencia en oración, para que nos ayude en los problemas y otra muy distinta es mirarle desde lejos y esperar que otros nos ayuden. Dios busca adoradores que de veras le busquen.

 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”

Juan 4:24

Cuando adoramos superficialmente por los problemas que nos agobian, esto redunda en una piedad inconsciente e inconstante. Que tu comunión con el Señor no sea algo fingido e insensible, sino algo que sale de un corazón agradecido.

La mayoría de los problemas que he venido teniendo, de los cuales Dios me levanta, han sido porque mi cuerpo físico se desgasta, mas sé que mi fuerza proviene de Dios. Nuestras expresiones de amor al Señor siempre deben ser sinceras de corazón, con la expectativa que él va a hacer algo grande.

Un testimonio que me animó fue en el último Macro encuentro de hombres, donde fui nombrado como guía. Empecé trabajando por 19 de ellos y uno a uno se fueron bajando de este "Expreso de la vida". A pesar de que no faltaba a ninguna intercesión, cada día veía que ninguno se quedaba, al final dos que me dijeron que sí, que contará con ellos, pero a uno se le murió la mamá el jueves anterior y el otro, dos semanas antes, resultó preso en Villavicencio, pensé “Vuelve y juega” Las células que tenía se cerraron por diferentes razones, sin embargo, no me quedé sin poder servir en el encuentro. A veces las cosas que Dios hace no tienen sentido, pero él es bueno y yo confío en esta Palabra:

“Si tú de mañana buscares a Dios,

Y rogares al Todopoderoso;

Si fueres limpio y recto,

Ciertamente luego se despertará por ti,

Y hará próspera la morada de tu justicia.

Y aunque tu principio haya sido pequeño,

Tu postrer estado será muy grande”

(Job 8:5-7)

Orar lleva nuestro corazón allá arriba, al lugar donde mora Dios. Yo sé que no podemos, aunque quisiéramos, sustraernos de los problemas del día a día, porque el Señor los usa para moldear nuestro carácter. Sin embargo, a diferencia de aquellos que no tienen la luz de Dios en su interior, nosotros podemos levantar nuestros ojos al cielo cada vez que nuestros pies tropiezan. Acá abajo todo irá de mal en peor, pero el cielo nunca está, ni estará en crisis, allá no hay caos.

ORACIÓN: Amado Dios, a pesar de todo lo que pasa y sucede en mi vida, no quiero que mis problemas me dejen postrado, te pido que por medio de tu Espíritu Santo me levantes y me guíes para que ni la queja, ni la escasez, ni las dolencias que me afligen me quiten la posibilidad de servirte. Te amo Jesús. Amén y amén. Gracias Señor.

Con amor, Ángel Gustavo Córdoba.