TOMA TU ESCUDO
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16).
En nuestro diario vivir, siempre estamos expuestos a muchas adversidades que se presentan de varias formas en diferentes escenarios. Por ejemplo, en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en nuestros estudios e incluso cuando estamos disfrutando de unas merecidas vacaciones. Esto se refleja en actitudes de ira, tristeza, depresión, ansiedad y muchas más que podríamos mencionar. Lo peor de todo es que nos acostumbramos a vivir con estas actitudes y olvidamos que Dios, nuestro Padre y Creador, no quiere que vivamos sometidos a esto.
Estas actitudes nos someten y nos hacen vivir una vida que Papá Dios no quiere para nosotros, ya que son ataques de Satanás y lo único que él quiere es robar, matar y destruir. Por esta razón, nuestro amado Padre Celestial nos ha dado armas específicas para luchar contra las artimañas del enemigo. Como lo dice el apóstol Pablo en el libro de (Efesios 6:16), necesitamos apagar los dardos de fuego del enemigo. Esta arma en especial es el escudo de la fe.
En los tiempos de los apóstoles, un escudo romano medía más o menos un metro y medio de alto y aproximadamente medio metro de ancho, lo que hacía que protegiera la mayor parte del cuerpo. Pero no solo eso, también se podía atacar con este escudo.
Este escudo en el mundo espiritual nos cubre igual que el romano, pero solo puede cumplir su tarea si tenemos fe. ¿Y de dónde viene la fe? En el libro de Romanos, el apóstol Pablo nos enseña:
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
Es claro que si queremos defendernos y apagar estos dardos de fuego del maligno, como está escrito, es necesario que a diario tengamos un contacto constante con la palabra de Dios. Esta, al estar en nuestras vidas, contrarresta toda palabra o pensamiento inadecuado que venga del enemigo, formando ese escudo que protege nuestra mente y nuestros sentidos. Querido lector, debemos entender que esta es una lucha diaria y, al ser así, es necesario que a diario usemos el escudo de la fe y no permitamos salir de casa sin él.
Oración
Amado Padre, gracias por brindarme la salida en medio de la adversidad. Ayúdame a entender tu palabra, a creerla y tenerla presente en mi mente cada momento. Ayúdame a creer y confiar en tus promesas, para grabarlas en mi corazón y no permitas, amado Dios, que salga de casa sin la protección de tu escudo. Amén.
Les deseamos las más ricas bendiciones.
Jonathan y Anita Galvis
Amén
ResponderBorrarFe en la obra que CRISTO llevó a cabo en la cruz del calvario, ahí está la victoria para enfrentar la adversidad en cualquiera de sus manifestaciones
ResponderBorrarAmén.. Amen
ResponderBorrarAmén.
BorrarAmén y amén
ResponderBorrar