NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

LA GRACIA DE DAR

“Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia”

2 Corintios 8:7

El contexto a esta cita bíblica nos hace referencia a las iglesias de Macedonia, que en grandes tribulaciones y en una profunda pobreza, abundaron en riquezas de generosidad, podemos ver como el Señor les había dado una gracia especial para dar en momentos de mayor necesidad.

 El Señor está buscando en cada uno de nosotros la misma disposición de esta iglesia, personas capaces de dar más allá de nuestras propias fuerzas, y con la mejor actitud.

 Muchas veces esperamos tener abundancia para dar algo, a la iglesia o a algún necesitado, pero la verdadera gracia de Dios en una vida se refleja cuando tenemos un corazón dispuesto a dar en medio de nuestras propias necesidades.

 Esta era una iglesia que le rogaba a los líderes espirituales de ese entonces que les concedieran el privilegio de dar, acá podemos detenernos a examinar algo muy importante:

La actitud de nuestro corazón en el momento de dar:

Para ellos era un privilegio hacerlo, no era algo impuesto, ni una obligación, sino que para ellos era algo voluntario, lo veían como un privilegio y lo que daban lo hacían de todo corazón, realmente en esta iglesia era evidente la gracia del Señor.

 Dios es Dios de abundancia, nada creó en escasez, ni piensa limitadamente, ese es su ADN, su carácter es ser así, generoso y es el mismo ADN que debe haber en cada uno de nosotros que hacemos parte de su iglesia.

 Sintetizando en que gracia Dios quiere que abundemos:

1.   En fe

2.   En palabra

3.   En ciencia

4.   En amor para dar a nuestro prójimo.

¿En cuál me falta tener abundancia?

 Oración:

Amado Señor, hoy te pido que examines mi corazón, muéstrame si aún la gracia del dar no está en mí corazón, te pido perdón por toda mala actitud hacia el dar, hoy te pido que cambies mi ADN y hagas de mí una nueva persona dispuesta a dar y bendecir mi iglesia y a los necesitados, Señor, que no sea para mi algo obligatorio, sino que lo vea como un privilegio y que a partir de hoy la gracia del dar inunde mi corazón.

Amén.

Con cariño, Orlando y Nohora.