DISCIPULAR ES ENSEÑAR A OBEDECER
Mateo 28:20
"Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
Jesús no nos envió simplemente a enseñar doctrinas o principios, sino a enseñar a obedecer. Esto implica formar el carácter de Cristo en otros, no solo transmitir conocimiento. El verdadero discipulado se basa en la obediencia a la palabra viva que transforma el corazón y guía nuestras acciones
Juan 14:23 refuerza esta verdad con una hermosa promesa de intimidad:
“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”
Obedecer la Palabra es la señal de un amor genuino por Jesús. La obediencia no es forzada; es la manifestación práctica de un corazón que ama a Cristo. Y es ahí donde el discipulado toma forma: primero amamos y obedecemos, y luego direccionamos a otros a conocer de esa verdad. Este es el corazón del discipulado, una vida crucificada, donde el yo es desplazado para que Cristo reine. No podemos enseñar obediencia si no vivimos en obediencia. No podemos formar discípulos si nosotros no hemos sido formados por la cruz.
Mateo 28:20 no es solo un mandato, es una garantía. Jesús nos manda a enseñar obediencia, sí, pero no nos deja solos en la tarea. Él dice: “Yo estoy con vosotros todos los días...”. Aquí se manifiestan dos verdades poderosas:
El discipulado: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Jesús NO pide que enseñemos una parte, o lo que nos parece más fácil. El llamado es a formar discípulos que vivan en obediencia total a Su voluntad. “Guardar” implica no sólo saber, sino practicar. Es la integración de la fe con la vida diaria.
La compañía del Maestro: “Yo estoy con vosotros todos los días...”. Este llamado no depende de nuestra capacidad, sino de Su presencia. No discipulamos desde nuestras fuerzas, sino desde una relación continua con Aquel que nos amó primero. Cada vez que enseñamos, acompañamos, corregimos o formamos a alguien en Cristo, Él está con nosotros.
Oración: Señor, hoy te rindo mi voluntad. No quiero vivir más para mí, sino para ti. Haz que tu Palabra cobre vida en mi interior, y enséñame a obedecer con gozo. Forma en mí el carácter de Cristo, para que pueda guiar a otros por el mismo camino. Que al discipular, no enseñe ideas, sino tu vida. Amén.
Sebastián Zambrano, Bendiciones.
Mat 7;12
ResponderBorrarQue mi vida inspire y enseñe a otros.
ResponderBorrarGracias Sebastián.
Amén amén amén
ResponderBorrarAmén y amén
ResponderBorrarSer discípulo para formar discípulos
ResponderBorrarJairo Vanegas gracias por tus reflexiones.
ResponderBorrar