CÓMO EL ESPÍRITU SANTO RESTAURÓ MI CORAZÓN

 

ENVIADOS CON PROPOSITO

 

“Una vez más les dijo: «La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”

Juan 20:21

 

Dios, desde el principio, nos escogió, tal como dice Jeremías 1:5, y nos dio un propósito especial a cada uno. Todos hacemos parte del cuerpo de Cristo, pero no todos cumplen la misma función. Cuando la Biblia habla de que Jesús envió a sus discípulos, no lo hizo solo por una misión más, sino porque él quería usarlos, quería usar el propósito que tenían, para ir y llevar a otras personas un propósito también. No somos enviados al azar, llevamos el propósito eterno de Dios en nuestras vidas. 

A Dios no le importan la edad, el género, los gustos ni nada de eso, la Palabra dice que él puede usar hasta lo vil y menospreciado, Dios usó hasta a un burro con tal de cumplir un propósito, y si él tiene o no que hacer cosas grandes en nuestra vida para que cumplamos el propósito que él tiene para nosotros, lo hará, porque más grandes y altos son los planes y los caminos que Dios tiene para mí, para ti, y para este mundo.

El año pasado, en la convención de jóvenes Yeshua, Dios me mostró mi propósito, le dio un giro total a mi vida, gracias a que decidí entregarle mi vida y mi voluntad al Señor. Desde ahí, he podido ver cómo cada día él fortalece y revela más ese propósito en mí. Dios tiene una tierna misericordia, no somos merecedores de él, ni de su amor, pero él tiene un propósito mayor. 

 Con amor, Juan Andrés Rodríguez.