CÓMO EL ESPÍRITU SANTO RESTAURÓ MI CORAZÓN

 

ELPRECIO DE LA OBEDIENCIA

 

"Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito.  Así prosperarás y tendrás éxito"

Josué 1:8

 

 

Este versículo es un recordatorio de que el éxito no viene de la fuerza humana si no de la obediencia a la palabra de Dios.

Reflexionando, en la práctica veo como ha tocado mi vida.

Como comerciante no siempre tomo las mejores decisiones, razón por la cual, afronté diversas quiebras, no solo financieras, también afectó mi familia. 

Llegó la oportunidad y la decisión de esa relación con Dios. El proceso de restauración inició, y como a una vasija mi artesano me moldeó. A medida que meditaba en la palabra el don de la perseverancia aumentaba. 

 

Todo empezó a fluir y así como Josué, pude ver la mano del Señor manifestándose. Mi fe fue probada, vi caer una bodega que tenía arrendada por un terrible incendio. El fuego fue tal que lo publicaron los noticieros, los daños fueron materiales y todo quedó en ruinas. Los arrendadores no respondieron y terminé sacando los escombros yo mismo. Vi el final de muchos sueños, pero el Señor me dio dirección y visión.

 

Así como recitaba y meditaba la Biblia a diario, Dios me guiaba y me instruía en la restauración del terreno. Sin darme cuenta, sin saber de donde salieron las finanzas, pude levantar mi casa para mi familia y para hacer mi célula, dejé de pagar renta y pisar lo propio. Vi la fidelidad del Señor. Me sentí como Josué, digno de la presencia de Dios en mi casa. Sigo leyendo la Biblia, y manteniendo mi comunión con Dios casa día.

He aprendido que el éxito de los hombres de Dios ha sido hacer la obra. Hoy mi éxito es salvar almas, predicar su palabra, y tener mi casa abierta para la célula.

Con mucho agradecimiento, José Vicente Espinosa.