HAZ DE TU HOGAR UN LUGAR DE PAZ

 

"En la casa del justo hay gran tesoro; pero en las ganancias del impío hay turbación."

Proverbios 15:6

El tener paz no es solo no tener problemas sino llegar a tener una vida que refleje a Jesús. Tomar la decisión de seguir a Cristo implica un cambio constante día tras día y creo que es muy importante en el núcleo familiar, ya que es allí donde se forma el carácter de nuestros hijos. Muchas veces nos enfocamos en demostrar que tenemos buenas costumbres o una vida recta delante de las demás personas, pero al llegar a casa  puede que el trato no sea igual, el Señor dice en su Palabra que cada día debemos cargar nuestra cruz (Lucas 9:23) y aunque es normal tener días buenos y días malos, precisamente se trata de reflejar a Cristo en esas situaciones difíciles dentro de nuestros hogares.

A veces nos dedicamos a dar lo mejor, la mejor sonrisa, la mejor actitud, la mejor versión ante las personas que nos rodean en el trabajo, estudio, amigos, etc. pero cuando llegamos a casa, tal vez ni un saludo, ni un abrazo o una palabra de amor y es porque tal vez como seres humanos damos por sentado algo que tenemos en el día a día, pero creo que esta palabra de proverbios nos habla de que nuestro hogar es un tesoro y como tal se le debe cuidar y darle la importancia que se merece.

Creo que la base de todo es tener realmente a Cristo en el corazón y aprender a reflejar como hijos y como padres ese amor que el vino a transmitir, pero para poder transmitir ese amor hay que saber recibirlo primero, permitir que Dios sea quien entre en los hogares y sane las heridas causadas de padres a hijos y de hijos a padres. En la Biblia dice que el Señor hará volver los corazones de los hijos a los padres y de los padres a los hijos (Malaquías 4:6), esto requiere de un esfuerzo y ser intencionales en pedir perdón, dar un abrazo y expresar amor en una generación en donde por las redes sociales y el mundo digital que estamos viviendo, llegamos a casa y la comunicación es poca o muy básica, nunca se sabe cuando nuestros familiares pasaron un mal día y prefieren refugiarse en personas que están fuera de su hogar porque allí no encuentran ese refugio que tanto necesitan.

 Así que sería bueno que hoy pudiéramos pensar si realmente estamos haciendo de nuestro hogar ese tesoro lleno del amor de Cristo como padres y como hijos, dando ese valor y esa confianza de poder encontrar un refugio en los días buenos, pero mucho más en los días de tormenta.

Con amor, Elisa Alarcón.