LA PRESENCIA DE DIOS ES LA CLAVE DEL ÉXITO 

'Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. '

ÉXODO 33:15

Al acercarse el final del año 2025, se nos presenta una oportunidad invaluable: hacer una pausa y mirar hacia adentro. Como líderes cristianos, más allá de los resultados visibles y los logros alcanzados, surge una pregunta fundamental: ¿Cuánto hemos cultivado la presencia de Dios en nuestra vida y liderazgo? La autoevaluación espiritual es el primer paso hacia una nueva temporada llena de propósito y dirección. Es tiempo de examinar no sólo lo que hicimos, sino quiénes fuimos y, sobre todo, si hemos caminado cerca de Dios.

En Éxodo 33:15, Moisés expresa una petición profunda y sincera: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” Esta declaración revela una verdad esencial para todo líder cristiano: el éxito genuino no depende de nuestras habilidades, estrategias o recursos, sino de la presencia de Dios. Moisés, a pesar de tener liderazgo, influencia y destino claro, reconoció que avanzar sin Dios sería irrelevante. La presencia divina transforma cada esfuerzo humano en un acto sobrenatural. No se trata solo de avanzar, sino de avanzar con Dios.

Vivimos en una cultura que exalta la autosuficiencia, la capacidad de lograr metas por mérito propio. Sin embargo, el liderazgo cristiano nos llama a un camino diferente: la dependencia de Dios. Reconocer nuestra necesidad de Él es el inicio de una verdadera transformación. La autosuficiencia nos puede llevar a cansancio, frustración y vacío espiritual, mientras que la dependencia nos llena de paz, propósito y poder renovador. No es fácil rendirse a Dios, pero en ese acto de humildad se esconde la grandeza del líder cristiano. El proceso de pasar de la autosuficiencia a la dependencia de Dios es una jornada de honestidad y crecimiento espiritual.

¿Cómo podemos, cada día, cultivar la presencia de Dios? Empieza por abrir espacio en nuestra agenda y corazón para la oración, la meditación bíblica y la adoración. Haz de tu rutina un altar, y del liderazgo un acto de fe. Involucra a Dios en las decisiones, busca Su consejo antes de actuar y permite que Su Espíritu guíe tus pasos. Motiva a tus células y discípulos a que la presencia de Dios sea el centro, no el accesorio, de sus vidas. Recuerda: “El liderazgo espiritual se nutre de la intimidad con Dios, no de la actividad frenética”.

Hoy, te invito a hacer una pausa y a rendirte ante Dios. Reconoce tus límites y dale a Él el control. Permítele ser tu guía, tu fortaleza y tu inspiración. Haz de la dependencia de Dios tu mayor virtud como líder. Anima a tus discípulos a hacer lo mismo, modela con tu vida la entrega total y la búsqueda constante de Su presencia. Descubre que, al depender de Dios, tus células florecen, tus discípulos crecen y tu liderazgo se renueva.

Al cerrar el año, no midas tu éxito solo por lo visible. Evalúa cuánto has permanecido en la presencia de Dios, porque allí se encuentra el verdadero triunfo. Moisés nos enseñó que avanzar sin Dios no tiene sentido; por eso, decidamos caminar cada día, cada proyecto y cada relación en comunión con Él. El éxito espiritual y el liderazgo cristiano nacen y se sostienen en la presencia de Dios. Al terminar este año y comenzar el siguiente, que nuestra mayor meta sea: “Si tu presencia no va conmigo, no quiero avanzar.” Allí reside la clave del éxito eterno.



Comentarios

  1. Muy buena reflexión, muchas gracias a quien lo escribió.

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  2. Amén y amén 🙏Dios que tu presencia vaya conmigo en cada paso y decisión que tengamos que tomar .

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  3. Señor enséñame a bus car tú presencia más intensamente. Gracias
    Att Maribel Ramírez

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