CUERPO SANTO MENTE SANTA

  " Así que, amados, teniendo tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios."

2 Corintios 7:1

Al leer la Palabra, encontramos muchas promesas que nos motivan y nos exhortan a vivir una vida de santidad. Pero también nos recuerda que debemos purificarnos, tanto en cuerpo como en espíritu.

¿Limpiar el cuerpo? ¿De qué?

De los pecados que la contaminan: el consumo de alcohol, las drogas, los vicios o la inmoralidad.

¿Y el espíritu?

Purificar el espíritu se refiere a los pecados que surgen en la mente y el corazón: el orgullo, los deseos de venganza, el odio, la envidia o la falta de fe.

Cuando Pablo nos dice que nos purifiquemos, no se trata de un mero esfuerzo humano. Solo podemos hacerlo si el temor de Dios habita en nuestros corazones, ese temor reverente que nos lleva a reconocer su poder y su santidad.

Para vivir en santidad necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, que nos fortalece y nos guía en todo momento.

🕊️ Queridos lectores:

Dios es invencible. Él conoce las intenciones más profundas del corazón. Podrás engañar a tu familia, a tu cónyuge o incluso a tu pastor por un tiempo, pero todo lo oculto será revelado.

Recordemos:

"No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." 

Gálatas 6:7

Purifiquemos nuestro cuerpo y nuestro espíritu, y vivamos en santidad, porque Dios es Santo y nos llama a ser santos también.

Con cariño, Martha Novoa.



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