CÓMO MANTENERME SANTO

“Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo

Levítico 11: 44

Para mantenerse santo, es la necesario que el creyente busque la senda de la santidad, la que solo Dios conoce y a la cual solo Él puede llevarle a través de Cristo Jesús.

Buscar…. Esa es la palabra clave, pues el creyente debe tener una búsqueda personal que puede ser larga, intensa, diaria, constante y perseverante ya que no es fácil.

El que profesa ser creyente tiene que comprender que el deseo y la demanda preeminente de Dios para los suyos es la permanente búsqueda de la santidad y el reflejo de su propia santidad.

“Sean santos, porque yo soy santo”

1 Pedro 1:16

Un granjero sabe que, a menos que se dedique diligentemente a cumplir su parte, que consiste en arar su campo, sembrar la semilla, fertilizar y cultivar, no puede esperar una cosecha en el tiempo de las cosechas, el granjero debe estar en sociedad con Dios y solo así obtendrá los beneficios que espera si cumple la responsabilidad que le corresponde. Del mismo modo, la búsqueda de la santidad es una actividad conjunta entre Dios y el creyente.

Nadie puede lograr un poco de santidad si Dios no obra en su vida, pero de igual manera la santidad no es posible si el creyente no se esfuerza.

Durante muchos años estuve luchando con la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que tengo que hacer y qué es lo que tengo que dejar que haga Dios? Hasta que un día comprendí lo que enseña la Palabra sobre el tema, asumí la responsabilidad que me correspondía, y comencé a progresar en mi “búsqueda de la santidad”

Primero: se requiere diligencia y esfuerzo.

Segundo: es una tarea que dura para toda la vida.

La santidad es para ti y para mí:

"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia"

Romanos 6:14

la afirmación de Pablo es verdadera, el pecado no debe dominarnos.

Mantenernos santos significa ser moralmente intachables, estar apartados del pecado y consagrados a Dios.

Debemos reconocer la existencia de esa naturaleza de pecado en nosotros y arrepentirnos, pues la victoria es un producto derivado de la obediencia y así conoceremos el gozo de la victoria sobre el pecado.

La santidad de Dios significa que está perfectamente libre de todo mal, en perfecta conformidad con su propio carácter divino. Dios nos ha creado para que seamos como El, y para que reflejemos su santidad en nuestra vida diaria.                                              

La santidad nos exige alejarnos de todo aquello que nos separa de Dios, y buscar su presencia y su voluntad en todo momento. Y es el Espíritu Santo quien nos capacita y nos ayuda a vivir una vida santa.

La santidad se refleja en la manera en que tratamos a los demás, debemos ser benignos, misericordiosos y perdonar a los demás, tal como Dios nos ha perdonado a nosotros en Cristo. Para esto es necesario cambiar nuestra manera de pensar a través del estudio de la palabra de Dios.

La transformación de nuestro corazón implica que debemos dejar que el amor de Dios llene nuestra vida y transforme nuestras emociones y deseos para así amar a Dios con todo nuestro corazón, fuerza, alma y mente.

En resumen, mantenerse santo es un proceso continuo que implica la renovación de nuestra mente, la transformación de nuestro corazón y la obediencia a la palabra de Dios. No podemos alcanzar la santidad por nuestra cuenta, si no que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para guiarnos en este proceso.

Oración:

Espíritu Santo, guíame en tu camino hacia la santidad para que pueda ser testimonio vivo del amor de Dios a otras vidas. Ayúdame a ser una luz en medio de la oscuridad, a vivir en santidad en un mundo impuro; capacítame para reflejar tu amor y gracia en todo lo que haga, para que otros vean tus buenas obras a través de mí y te glorifiquen, amén.

Con amor, Sandra Chaparro Patiño.



Comentarios

  1. Amen, no es un proceso fácil, pero es con Dios, nuestro señor Jesucristo quien nos ayuda.
    Si lo permitimos.

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