JESÚS: EL REGALO PERFECTO DEL PADRE

 


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Juan 3:16

La época decembrina siempre ha sido especial para mí. Las luces, la familia, la natilla, los buñuelos y esos momentos de calidad que parecen envolver el corazón. Sin embargo, con los años he comprendido que la Navidad cambia: crecemos, maduramos, nos mudamos, asumimos nuevas responsabilidades y las dinámicas familiares se transforman.

De niña, mi abuela materna era el centro de la Navidad. Su presencia unía a toda la familia. Pero tras su partida al cielo, cuando tenía ocho años, ese concepto de unión se desdibujó. Los tíos dejaron de reunirse, los primos crecimos y cada familia tomó su propio rumbo. Y aunque eso es parte natural de la vida, mi corazón no lograba entenderlo.

Durante años, aun con los esfuerzos de mis padres y hermanos por hacerme sentir amada, había un vacío profundo en mí. Nada parecía llenar esa ausencia. Fue a los 14 años, en mi encuentro con Jesús, cuando todo comenzó a cobrar sentido. Y a los 15, gracias a la oración de mis hermanos mayores, el Padre me reveló el verdadero regalo de la Navidad: Jesús mismo, el Hijo entregado por amor.

Comprendí que, más allá de las luces y las tradiciones, la Navidad es la evidencia de un amor que no cambia, aunque todo a nuestro alrededor sí lo haga.

Aplicación

Hoy, diciembre es para mí un recordatorio de segundas oportunidades.

Un tiempo para:

  • revisar relaciones que han quedado en puntos suspensivos
  • cerrar ciclos con sabiduría
  • sanar conversaciones pendientesrenovar el corazón mediante la Palabra.

Ser cristianos no es solo decirlo: es vivir entendiendo que Jesús es nuestro regalo, y que ese regalo nos llama a perdonar, reconciliarnos, disfrutar y caminar en unidad. Hace más de dos mil años, el Padre nos dio lo mejor que tenía: un Cristo vivo y resucitado.

Invitación

Hoy te invito a meditar en lo valioso que eres.

El Padre decidió entregar a su único Hijo por amor a ti.

Ese es el mayor regalo que alguien puede recibir.

Piensa:

  • ¿Con quién necesitas hablar?
  • ¿Qué relación necesita cierre, perdón o claridad?
  • ¿Qué conversación incómoda puede traer libertad?

No permitas que el enemigo gane terreno en los vínculos que Dios quiere restaurar.

Oración

Señor, gracias por el regalo perfecto: Jesús. Gracias por tu amor que permanece, aun cuando las circunstancias cambian. Ayúdame a sanar relaciones, cerrar ciclos y vivir esta temporada con un corazón alineado a tu voluntad. Recuérdame cada día que en Ti tengo vida eterna y propósito.

Amén.


Con cariño, Paola Sierra




Comentarios

Entradas más populares de este blog