Como Podemos ser Vasijas de Barro



“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” 2 de Corintios 4:7

¿Cómo seria este planeta tierra si todos los que lo habitamos, conociéramos este tesoro llamado evangelio?

Como lo llama el apóstol Pablo: “Es el poder del evangelio”, es algo tan valioso que Dios se lo otorga solo a quien se rinde y consagra su vida a sus pies. Todos nosotros nos enteramos de esta sublime oferta de parte de Dios cuando por su misericordia fuimos llamados por él a través de una o varias situaciones desagradables que vivimos, muchas veces la peor situación es la ocasión perfecta para conocer las buenas noticias que él nos ofrece.

Se nos cae un peso de encima al saber que Dios es tan bueno que no tiene en cuenta nuestros errores, él nos otorga el perdón de todos nuestros pecados, nos da la vida eterna y restauración en nuestra vida personal.

Entonces usted y yo querido hermano, somos esas vasijas de barro que Dios ha escogido, aunque seamos frágiles y débiles como lo es una vasija de barro, nosotros somos los portadores del mensaje de Dios, por el medio del cual llevamos y llevaremos a muchos a conocer este valioso tesoro.

Dios quiere que hagamos equipo con él para que su mensaje cambie almas que están pasando por situaciones parecidas a las que vivíamos nosotros antes de conocer la palabra de Dios.

Solo la predicación del evangelio tiene el poder para producir un cambio en las personas y tu tienes ese privilegio dado por nuestro Padre Celestial.

Un abrazo.

JOSE Y ONIDIS GONZÁLEZ

Oración

Amado Dios, hoy vengo delante de tu presencia para que tu me  uses. Me determino a ser como esa vasija en manos del alfarero y que me llenes de tu presencia, de tu poder, sabiendo que no soy yo, sino tu a través de mi vida. Usa mi vida para el rescate de muchos. AMEN. 






Comentarios

  1. amen!!!
    Dios nos forma para grandes cosas.
    Lindo blog
    Gracias :)

    -Leidy Espitia

    ResponderBorrar
  2. Gracias por tu mensaje y recordarnos que somos las personas escogidas para llevar el mensaje de Dios

    ResponderBorrar
  3. Ponerse en manos del Alfarero, nos garantiza la formación del carácter para tener una vida con propósito.
    Gracias José y Onidis.

    ResponderBorrar
  4. Señor hoy me determino a ser esa vasija de barro para ser una obra perfecta en tu manos en el nombre de Jesús 🙏💪

    ResponderBorrar

  5. Cuando Dios nos dio la buena noticia, puso, por así decirlo, un tesoro en una frágil vasija de barro. Así, cuando anunciamos la buena noticia, la gente sabe que el poder de ese mensaje viene de Dios y no de nosotros, que somos tan frágiles como el barro.

    ResponderBorrar
  6. Hermosa palabra en El somos realmente transformado y tenemos cumplir esa gran comisión servirle es lo más lindo.

    ResponderBorrar
  7. Hermoso mensaje ,que dispongamos nuestras vidas para ser vasijas en las manos del Alfarero

    ResponderBorrar
  8. Señor hoy té pido que me ayude a formar mi carácter y ser esa vasija transformada en las manos de Dios

    ResponderBorrar
  9. Solo hay un cambio de vida cuando el evangelio nos alcanza.

    ResponderBorrar
  10. Gracias por ésta poderosa enseñanza, somos vasijas que Dios ha restaurado para llevar vida y esperanza a muchos.
    Orlando Lozano

    ResponderBorrar
  11. Solo la predicación del evangelio tiene el poder para producir un cambio en las personas y tu tienes ese privilegio dado por nuestro Padre Celestial. amén amigos muy lindo mensaje un abrazo

    ResponderBorrar
  12. Somos instrumentos en las manos de Dios, por eso no sana y restaura para llevar buenas noticias. Gracias amigos por esta poderosa palabra.

    ResponderBorrar
  13. Somos instrumentos en las manos de Dios, por eso no sana y restaura para llevar buenas noticias. Gracias amigos por esta poderosa palabra.

    ResponderBorrar
  14. Que sea Dios dandoles más sabiduría de lo Alto tremenda palabra poderosa solo Altísimo podemos todo

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

NO TE DEJARÉ… NUNCA