FE PARA SER SANOS
Una mujer, de la cual la Biblia
no nos indica su nombre, se hace protagonista gracias a su fe. A mí me gusta
imaginar las historias de la Biblia y más cuando se trata de Jesús. Me imagino
una señora ya cansada de buscar sanidad en sus propias fuerzas, seguramente ya
había escuchado hablar de Jesús, aquel que hacía milagros y muy asusta e
inteligente tomó la decisión, no perdía nada, ya lo había probado todo; se armó
de valentía y se acercó a él y pensó: “Si tan solo toco su manto podré ser sana
y nadie lo notará” Pero también pensó: “Hay mucha gente, Jesús está ocupado
como para hablarle y pedirle un milagro” entonces se decidió a tocar el manto
de Jesús y ocurrió el milagro.
Este es uno de los milagros de
Jesús que más llama mi atención, pues, por decirlo así, fue un milagro
involuntario. Esta mujer no le dijo a Jesús como los otros: “Por favor, sáname”
fue la única ocasión en que Jesús no sabía que estaba sanando a alguien, lo que
si sintió fue poder que salió de él. El milagro no lo planeó Jesús, de entre
toda la multitud que estaba apretando al Señor, solo a esta mujer se le ocurrió
tocarlo, pero no de cualquier manera, lo tocó convencida que al hacerlo sería
sana de su enfermedad.
¿Por qué hay muchos cristianos
que no obtienen su milagro?
Nos falta este ingrediente que
le sobraba a la mujer del flujo de sangre y es que no debemos acercarnos a
Jesús de cualquier manera, debemos acercarnos convencidos que recibiremos un
milagro, pues esa es su especialidad hacer milagros. Yo imagino que en Jerusalén
muchos escucharon de Jesús y le seguían de lejos y por supuesto vieron cómo sanaba
a otros, tal vez hasta lo vieron ascender a los cielos, pero no recibieron un
milagro personal porque no se le acercaron. Lo más sorprendente no es que la
mujer recibió sanidad al instante, si no que Jesús sintió que salió poder de él,
tanto que preguntó “¿Quién me ha tocado?” Sus discípulos en su lógica
contestaron: “Pero todos te están tocando” y él les dijo: “Me han tocado de
manera diferente” Y esta mujer temblando dijo todo lo que había pasado, Jesús le
dijo: “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.
Lo que ella había buscado en
sus fuerzas por años, Jesús lo hizo en menos de un minuto. Querido lector, esta
mujer nos enseñó con su vida que debemos acercarnos a Jesús, pero no de
cualquier manera. Aunque para Dios nada es imposible, la palabra nos enseña que
sin fe es imposible agradarle, es imposible que ocurran milagros en tu vida si
no tienes fe.
Oración: Señor Jesús, hoy reconozco
que he hecho muchas cosas en busca de mi milagro, pero me ha faltado fe, me ha
faltado estar seguro que tú puedes hacerlo. Hoy decido creer con todo mi
corazón que para ti no hay nada imposible. Amen.
Con amor, Ana Mirit González.
Amen asi es sin fe es imposible llegar a ser humilde nadie gracias por esa palabra anita 🥰
ResponderBorrarAsí es, con un poquito de fe veremos muchos milagros, cuánto más con mucha fe
ResponderBorrarBendiciones
Puestos los ojos en Cristo, autor y consumador de la Fe. Acerquemonos confiadamente al trono de su gracia.
ResponderBorrarGracias Anita.
Así es Anita. Lo más importante es tener fe de que DIOS puede hacerlo. Un abrazo 🤗
ResponderBorrarGracias si sin Fe es imposible agradar a Dios, señor ayudanos a creer en tus promesas y milagros
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