NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

SER AGRADECIDOS CADA DÍA

 

“Bendice, alma mía, a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios”. Salmo 103:2

Qué incómodo es ver a una persona malagradecida y nada atenta ante algo que se le da o se regala. Esto simplemente refleja una grieta en el corazón o que no sabe valorar a las personas que lo rodean.

¿Será que nosotros somos así con Dios?

Dios es verdaderamente bueno con todos, si nos detenemos a pensar en cuántas cosas ha hecho por cada uno de nosotros, nos daríamos cuenta que sus beneficios son muchos, como su amor, su misericordia su bondad y la salvación. Nuestro buen Dios nos escogió, nos limpió, nos restauró y nos dio propósito. Pero quizás, aun así, nuestro corazón sea mal agradecido, y muchas veces nuestros malos pensamientos, actitudes y palabras ofendan y lastimen el corazón de Dios. Sin embargo, el amor de Él es tan grande que, aunque seamos mal agradecidos, nos sigue amando ¿No sé si esto sea un motivo para que vivamos agradecidos cada día?

Por su gracia hemos sido aceptados como hijos y hechos herederos junto con Cristo. ¿Qué sería de nosotros si Dios NO nos hubiera perdonado y si nos tratara de acuerdo a la justicia que merecemos por nuestros pecados?

En todos estos años que tenemos de servir en la iglesia hemos Sido muy bendecidos al recibir los milagros que el Señor nos ha concedido, también aprendimos a qué aún en las dificultades debemos ser agradecidos por cada situación que Dios nos pone, no solo agradecerle con palabras, sino con acciones, alabándole en todo tiempo, exaltando su santo nombre, obedeciéndole y sirviéndole con un corazón dispuesto.

Querido lector, Dios se compadece de nosotros cuando somos débiles, nos perdona cuando pecamos, nos sana cuando estamos enfermos, nos consuela cuando estamos heridos en nuestros corazones, cuando estamos deprimidos y caemos, nos levanta. ¿Qué tal si decidimos ser agradecidos en lugar de quejarnos, para así seguir experimentando su amor y misericordia cada día? La gratitud alegra al Señor y abre las puertas a las bendiciones.

Con cariño, Alejando y Vilma Espitia