QUIERO TIRAR LA TOALLA, ¿QUÉ HAGO?

MAS DULCE QUE LA MIEL

Salmos 119: 103-104 “¡Cuan dulces son a mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto; he aborrecido todo camino de mentira”

 

OCTAVIO

Cuando busqué del Señor, nunca pensé que fuera tan difícil, pues nuestra naturaleza humana se opone a esto; pero en mi corazón y en mi mente siempre había una afinidad hacia las cosas de Dios. Llegué buscando que Dios hiciera mi voluntad pero sus caminos y sus pensamientos eran totalmente diferentes a los míos, Él siempre ha querido lo mejor para mí; pero la pregunta era ¿Cómo sé qué es lo que me conviene y qué no? Todo lo encontré en la palabra de Dios, allí obtuve todas las respuestas a muchos interrogantes.

Todo lo que ha sucedido en mi vida estos últimos 4 años ha sido dirigido por Dios a través de su Palabra y cada día me sorprendo más de la forma directa y clara en la que Dios me habla. Su Palabra me llevó a acercarme a la que hoy es mi esposa, me ha guiado a no hacer negocios que no me convienen (como dice en su palabra en Apocalipsis 3:7b “Cuando el abre, nadie puede volver a cerrar; y cuando el cierra, nadie puede volver abrir”) Y me ha dado el ánimo de hablarle a mis familiares y amigos del Señor.

He entendido que cuando somos obedientes a la Palabra de Dios, esta deja de ser un simple libro para ser una de las armas más poderosas para el éxito. Debo confesar que muchas veces quisiera dejar todo y rendirme, ¡Pero les soy sincero! cuando decido escuchar a Dios por medio de su Palabra, me levanto y sigo perseverando, entendiendo que El Señor me da la libertad y me ayuda a romper las cadenas que no me dejan avanzar.

CILIA

En mi caminar con Dios siempre he buscado su dirección, su consejo y la respuesta a cada una de mis oraciones; pero muchas veces sentí que a Dios le quedaba grande cumplir mis sueños como casarme y formar una familia sacerdotal. Al ver que en el mundo físico nada sucedía y que cada promesa que le reclamaba como que ya se había vencido, mi fe se veía debilitada. Pasaron muchos años y seguía con el mismo estado sentimental de soltería, pero oraba y buscaba el rostro de Dios hasta que recibía de parte de Él ese dulce consuelo que volvía a traer esperanza, paz, tranquilidad y que no permitía que el gozo se fuera de mi rostro. Simplemente buscaba escuchar la voz del Señor durante mi tiempo de devocional, en cada reunión, en testimonios de muchos que hablaban las maravillas que Dios hacía, hasta en canciones que se convirtieron en mi playlist, esa hermosa voz que quitaba lo amargo de la realidad, que me hacía rechazar las mentiras del diablo que solo quería que dudara del Dios que hace todo posible. Siempre que me atacaba la duda venía a mi mente la cita bíblica en Números 23;19 “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, Él dijo, ¿y no hará?, habló, ¿y no lo ejecutará?”.

El 14 de noviembre cumplimos dos años de casados y nuestro matrimonio ha sido más dulce que la miel, más de lo que esperábamos y ahora entendemos que en Dios nunca hay mentira sino solo verdad. Queridos amigos, Dios nos ha prometido por medio de su palabra y nos ha cumplido y sabemos que Él no hace acepción de personas; por eso con ustedes también lo hará.

Con amor Octavio y Cilia.