Debemos Hacer Nuestra Parte

 


“8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”. (Hechos 6: 8-10)


Al comenzar un año el común denominador de las personas es tener diferentes expectativas por lo nuevo que puede venir, es tener anhelos para ver cumplidos muchos de sus sueños, pero en la mayoría de ocasiones no tienen claridad como alcanzar esto que desean y al pasar el tiempo se comienza a tener frustraciones por no obtener los resultados esperados.


En la vida cristiana sucede algo similar en la mayoría que deseamos servirle al Señor y más cuando se tiene un liderazgo dentro de la iglesia, comenzamos a sentir frustraciones por no lograr esas metas o desafíos ministeriales que nos colocamos al iniciar un año, e incluso se comienza a tener argumentos sobre el servicio y nuestro llamado. Pero esto sucede porque no tenemos una verdadera comunión con Dios.     

  

Esta reflexión es para indicarles que días atrás compramos un libro con mi esposo que se llama “entrando en la presencia de Dios” y el cual comenzamos a leer y nos confrontó de la manera en que nos estábamos relacionando con Dios y que en realidad estábamos lejos de tener una comunión intima con Él. Esta lectura nos permitió entender que debíamos cambiar nuestra actitud en acción de gracias, alabanza y adoración hacía nuestro Padre Celestial y con ello poder entrar a su anhelada presencia.


Estar en la presencia de Dios nos permite como cristianos fortalecer y crecer nuestra Fe, santidad, gracia y poder del Espíritu Santo, y esto es lo que nos habla la palabra relacionada al principio de este blog y es que si Esteban no hubiera lleno del Espíritu Santo no hubiera podido confrontar los ataques de sus contradictores y hubiera podido hacer dichos prodigios y milagros.


Es de ahí el titulo de este escrito, cada uno debemos hacer nuestra parte y la cual corresponde en primera medida a cambian y mejorar la manera en que nos relacionamos con Dios, nuestra comunidad y tiempo de adoración y como segunda medida debemos ser diligentes y debemos salir a predicar la palabra de Dios.


Todo lo anterior lo debemos de hacer con el corazón, sin prejuicios, cuestionamientos o argumentos falsos impuestos por el enemigo, sino todo lo contrario, lo debemos hacer con un corazón contrito y humillado ante la voluntad de Dios, que tengamos tanta comunión con el Señor que las personas no resistan la sabiduría dada por Dios y que siempre sea él Espíritu Santo hablando a través de nosotros. 


Con cariño Víctor y Luz Dary 




Comentarios

  1. Amen. Muchas gracias por la reflexión. Todo depende de nuestra comunión con DIOS y no podemos descuidarla. Bendiciones

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