NOS CONVENCE DE JUICIO

 

En todo el mundo se están viviendo tiempos difíciles a nivel familiar, económico, social y físico. No hay área de la sociedad que no esté siendo afectada y eso trae un temor colectivo que se percibe en una sencilla conversación con cualquier persona, hay temor por la salud, la economía, los nuevos adoctrinamientos en los colegios, lo que escuchamos en noticias y muchas cosas más.

¿De dónde viene el temor? ¿Cuál es el origen del miedo? Génesis 3:9-10 dice “…Oí tu voz en el huerto y tuve miedo y me escondí…” Qué privilegio tenía Adán de escuchar la voz del Señor en armonía y comunión perfecta, pero cuando Adán desobedeció, inmediatamente hubo muerte espiritual y se convirtió en un ser carnal, por lo tanto, su conciencia se activó, y empezó a acusarlo pues fueron abiertos sus ojos espirituales y vio su desnudez.

¿A qué le tenemos miedo? ¿Por qué nos escondemos de Dios? Nuestra propia conciencia nos habla de fracaso, de violaciones a la ley de Dios, a las leyes sociales y a las leyes familiares y muchas otras cosas más. Ante esta acusación la acción inmediata es la evasión, el escapismo, queremos buscar siempre culpables, pero no reconocer que nosotros mismos somos el problema.

El pecado trae condenación y esa sensación de desnudez nos hace vulnerables nos hace sentir desprotegidos, sentir miedo y escondernos para no escuchar nada de Dios, no queremos volver a la iglesia, no queremos contestarle al líder, ni vernos con nuestros pastores. Pero gracias a Dios por su hijo Jesucristo quién por su sangre nos justificó y ahora nos podemos presentar delante del Señor sin culpabilidad.

Hoy estamos en el tiempo de la Gracia y Dios perdona a todo el que se arrepiente. Pero el que no se arrepiente ya ha sido juzgado y condenado. Aprovechemos la Gracia de Dios y acojámonos a su misericordia.

Oración: Amado Dios gracias por tu justicia, por el sacrificio de tu hijo en la cruz del calvario, por su preciosa sangre por la cual somos justificados y Tú Padre, nos ves como si nunca hubiéramos pecado. Gracias porque pagaste el precio de nuestra paz contigo y tus brazos están extendidos todos los días esperándonos para ser reconciliados contigo. Amén.

Con amor, Germán y Flor Alfonso.



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