NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

REY DE REYES

“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” Daniel 7:13-14

Hace poco una gran amiga me comentaba la realidad que se está viviendo en nuestros colegios en la actualidad, cómo el enemigo invadió esa etapa tan importante para el ser humano como es su tiempo en el colegio para formarse.  Les hablan de derechos y libertades acomodadas, se les deforma su autoimagen y se les adoctrina a la rebeldía. “… Ay de aquellos que le dicen a lo bueno malo y a lo malo bueno” (Isaías 5:20).  En este lado del mundo a los cristianos no nos matan por predicar, no nos torturan, ni siquiera nos meten a la cárcel… Por ahora

Esta amiga me contaba como al ser una Profesora de colegio público debe estar en línea de lo que el ministerio de educación quiere implementar en los colegios y no les dan la oportunidad de tener objeción de conciencia por ser funcionarios del estado. Ya los padres no tienen derecho a opinar si su hija menor de edad quiere abortar pues tiene la total libertad de tomar esa decisión sin la intervención de los padres. Un golazo del enemigo para los padres.

Daniel 7 13-14 es un recordatorio de que el Señor Jesucristo volverá, y más pronto de lo que se cree, pero también es una advertencia de lo que conlleva, de nuestra responsabilidad como pueblo de Dios con las personas que Dios ha colocado a nuestro alrededor para hablarles de la salvación. No podemos ser pasivos ante el ataque brutal que el enemigo tiene en contra de nosotros.

El Reino del Señor le fue dado con dominio, gloria y que todos los pueblos le sirvan, esto es un cuadro alentador para los que le esperamos. Pero para llegar a él debemos ser aguerridos y arrebatarle al diablo todo lo que nos está robando, pues la pasividad y quietud son los mejores aliados del enemigo.

En este momento de la historia no podemos estar perdiendo el tiempo. Debemos profundizar nuestra comunión con Dios, vivir en santidad y predicar el evangelio. La pandemia del Covid 19 nos enseñó que la normalidad se puede trastornar en cualquier momento, y la única forma de  estar preparados es hacer estas tres cosas: comunión, santidad y predicación.

Con amor, Liliana Urueña.