SANIDAD PARA TODOS

 

 “Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.” Mateo 4:24

Meditando en la palabra, recuerdo los grandes milagros que Jesús hizo por muchas personas sanándoles o liberándoles de los demonios que los oprimían, pero también recuerdo que, para ser sanos o libres, ellos creían que Jesús podría hacerlo, pues creían que él realmente era el Hijo de Dios. Durante el transcurso de mi vida no he sufrido de graves padecimientos respecto a mi salud, pero siempre que escucho a mi esposa hablar sobre el milagro de sanidad que ella obtuvo, pienso en su gran determinación y convicción de saber que Dios era capaz de sanarla y que ya lo había hecho, gracias a esto logré entender que cuando alguien experimenta un milagro de sanidad tan increíble, tiene una perspectiva diferente de Dios y experimenta un tremenda libertad en su vida después de haber sufrido un proceso doloroso o una larga enfermedad.

Mi esposa relata con alegría el milagro que recibió de parte de Dios. Cuando era pequeña, fue sana de epilepsia, una enfermedad para la cual, según los médicos, no hay cura. A sus 11 años obtuvo la fe para ser sana con solo escuchar una promesa de Dios, fue increíble, realmente tomó esa promesa para su vida y recibió su sanidad. La verdad me impactó cuando me contó su historia porque vivió por fe cuando se determinó a confesar que era una mujer sana.

Con el pasar del tiempo he visto una enorme e inspiradora fe en mi esposa, pues es una mujer perseverante que hace la obra de Dios, siempre dando lo mejor de sí, porque sabe lo que Dios podría lograr en cada una de estas personas que llegan buscando un milagro de sanidad. Si tú realmente crees que Dios te puede hacer libre de toda opresión, declara esa promesa incesantemente, decídete a hacerlo día a día hasta que veas esta promesa cumplirse en tu vida.

Dios puede hacer que lo imposible sea posible, aun en medio de una realidad adversa.

¡Dios sorprenderá tu fe!!!

Con amor, Andrés Bernal..



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