Arrepentimiento
La alegría del Señor
En una ocasión, en el Antiguo Testamento, el sacerdote Esdras, dispuso reunir a todo el pueblo de Israel para leerles públicamente la ley de Dios. Él tenía un conocimiento profundo de la ley, y también la capacidad para explicarla. El pueblo, al escuchar la lectura, no podía evitar entrar en llanto y entristecerse.
Al escuchar la ley, el pueblo estaba siendo confrontando contra su desobediencia, produciendo temor en sus corazones pensando en las consecuencias de sus actos. Sin embargo, el fin de la ley no es castigar, sino restaurar y mantener la sana relación con Dios.
Hoy, ¿cómo respondemos al ser confrontados con la Palabra de Dios?: (1) Aunque el sentimiento de tristeza se presente al reconocer que hemos fallado, pensemos también que la alegría (su restauración) del Señor se hace presente. (2) Recordemos que Jesús vino a restaurar la relación de Dios con los hombres (Ro. 5:10-12). Solo así nuestra alegría es completa; somos confrontados, restaurados, y podemos declarar que ¡La alegría del Señor es nuestra fortaleza!
oración: Amado Dios, reconozco que aún te fallo, incluso que a veces puedo caer con facilidad. Ayúdame a encontrar mi fortaleza en ti para hacerle frente a cualquier cosa opuesta a tu voluntad, quiero experimentar tu gozo… (continúa la oración)
Con cariño,
Pastora MCI Rossemarie Rizzo
Gracias Padre porque aún con mis fallas me restauraste, porque crees en mi!. Gracias Pastora , porque nos recuerdas el infinito amor del Padre.
ResponderBorrarAmén y amén
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