SANIDAD INTERIOR PARA UNA FE FIRME
Salmo 147:3 “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.”
Todos pasamos por momentos difíciles que dejan marcas en nuestro corazón. A veces son heridas del pasado, como el rechazo, la traición, la pérdida de un ser querido o palabras que nos dañaron. Aunque el tiempo pasa, esas heridas pueden seguir afectando nuestra manera de vivir, de confiar y de relacionarnos con Dios y con otros. Dios no ignora nuestro dolor. El Salmo 147:3 nos recuerda que Él sana a los quebrantados de corazón. Esto no es solo poesía bonita; es una promesa real. Dios quiere restaurar lo que está roto en lo profundo de nuestro ser, para que podamos vivir una vida llena de paz, amor y fe firme.
La sanidad interior es el proceso por el cual Dios toca nuestras emociones, nuestros recuerdos y nuestro corazón herido, para traer libertad y restauración. No se trata solo de sentirnos mejor, sino de permitir que Dios transforme nuestras heridas en testimonio de su amor y poder. De su palabra tomamos algunos ejemplos como:
Elías después de una gran victoria, cayó en una profunda tristeza y deseó morir (1 Reyes 19). Aunque era un profeta valiente, su alma estaba herida. Dios no lo regañó; en cambio, lo cuidó, lo alimentó y lo restauró para que siguiera su misión.
Pedro después de negar a Jesús tres veces, cargaba con culpa y vergüenza. Pero Jesús lo buscó, lo perdonó y lo restauró (Juan 21:15–19). Pedro fue sanado interiormente y se convirtió en un líder firme de la iglesia.
Estos ejemplos muestran que aún los siervos de Dios pasan por heridas profundas, pero también que Dios tiene el poder de restaurar sus corazones sin importar la circunstancia.
Profundicemos un poco en cómo podemos sanar nuestro interior
Recuerda
Dios no solo quiere que creas en Él, sino que confíes en que puede restaurarte por completo. Tu fe será más firme cuando tu corazón esté sano y lleno de su amor.
Oración: Señor Jesús, reconozco que hay heridas en mi corazón que aún no han sanado. A veces me cuesta confiar, perdonar o seguir adelante. Pero hoy vengo a ti, creyendo en tu Palabra que dice que tú sanas a los quebrantados de corazón. Te entrego mi dolor, mis recuerdos y todo lo que me impide avanzar. Ven y trae tu sanidad a lo más profundo de mí. Dame una fe firme, una paz verdadera, y ayúdame a caminar contigo cada día. En tu nombre, Jesús, amén.
-Fernanda Rodríguez.
Gracias
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