DIME CON QUIÉN TE JUNTAS...

Apocalipsis 2:18 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y 

tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. 

Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer 

Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a 

fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

La iglesia de Tiatira nos muestra que definitivamente Dios desea de 

nosotros un corazón entero, no dividido. Esta fue una iglesia alabada 

por sus obras que hacían para Dios, tenían amor y fé y servicio y 

sus obras postreras eran más que las primeras. Pero permitían que

se enseñara y sedujera a sus siervos a fornicar y caer en idolatría. 

Así que su elogio de parte de Dios se vio empañado por su falta que 

desagradaba en gran manera a Dios.

Y la falta iba dirigida al liderazgo que se había contaminado. No 

podemos permitir que nuestras cualidades y servicio licencien 

nuestro pecado.

Sin santidad nadie vera a Dios. Es necesario que la santidad se haga 

visible a los ojos de los que dirigimos y que no hayan cosas ocultas 

y vergonzosas en nuestras vidas. Y el castigo ejemplar del que Dios 

estaba hablando era de arrojarles en cama.

La enfermedad viene por muchos motivos a nuestras vidas. No 

siempre es por pecado, puede ser por prueba, por ataque, por 

descuido, pero debemos cuidar que no sea por ser como la iglesia 

de Tiatira que licenciaban la fornicación y la idolatría y estaban 

contaminando su pueblo.

Señor Jesús muéstranos aquellas personas o cosas que hemos 

permitido que te desagradan y permítenos correg  siempre tomados de tu mano.




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