EN LA DIRECCIÓN CORRECTA

EN LA DIRECCIÓN CORRECTA

"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios." (Hebreos 12:2)


Este versículo me hizo recordar que en algunas ocasiones he apartado mi mirada de Jesús por intentar caer bien a las personas, tener amigos y enfocarme demasiado en eso. El tener amistades que me lastimaron siendo de la iglesia, amistades que apreciaba mucho y que no funcionaron, me dolió y afectó negativamente, haciéndome sentir muy mal.

En Mateo 14:29-32 cuenta cómo Pedro apartó su mirada de Jesús al ver que el viento estaba muy fuerte, tuvo miedo y se hundió.

Podemos tomar como ejemplo cuando vas de viaje a un lugar desconocido, no tienes señal y no sabes qué camino tomar, estás perdido… ¿Cómo puedes salir de una situación así? Necesitas a alguien que conozca el lugar y te muestre el camino. Cuando en tu vida tienes varios problemas, dificultades que te provocan angustia y dolor, hay maneras de alejarte de eso que son temporales y no sirven, como consumir drogas, alcohol o pasar muchas horas en las redes sociales. Cuando una persona hace estas cosas, afecta su vida, pierde muchas cosas como dinero, tiempo, su salud, el respeto por sí mismo y relaciones importantes. Pero si pones tus ojos en Jesús, todo eso cambiará y él te ayudará en todo lo que necesitas.

Por medio de la humillación que sufrió Jesús, nos trajo la salvación y la vida eterna. Cuando pasamos por alguna aflicción, humillación o dolor, no hay que darle demasiada importancia porque después de ese sufrimiento tendremos una recompensa y nada será en vano. También es necesario eliminar de nuestra vida todo lo malo que nos sobra y nos lastima, y hace que quitemos la mirada de Jesús, pues entonces Dios traerá algo nuevo y mucho mejor.

Oración: Señor, hoy decido perdonar a esas amistades que me lastimaron, tomo la decisión de dejarlas para que tú me traigas unas mejores. Por favor, ayúdame a ser una buena amiga y dar lo mejor de mí. Y, sobre todo, mantener mis ojos fijos en Jesús.

Con amor, Manuela Ardila Barrero. 



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