DESDE LA TORMENTA

 DESDE LA TORMENTA


"Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. Cantad a Jehová, que habita en Sion; publicad entre los pueblos sus obras. Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los afligidos."

Salmos 9:9-12


Es muy fácil dejar de confiar cuando todo a tu alrededor te hace sentir que estás solo y ya no hay nada más que hacer. Cuando tus fuerzas no son suficientes y el día a día se siente más fuerte que tú, te das cuenta de que en medio de la tormenta es muy fácil dejar de creer.


Job es un hombre de la Biblia que admiro. Aunque no merecía pasar por tanto dolor, pasó 37 capítulos quejándose y exigiendo respuestas. Sinceramente, al leer el libro de Job es inevitable no identificarte con muchas de sus preguntas. Estar en medio de la tormenta solo te llena de dudas y reclamos. Pero llegó un punto en el que Job no tenía nada más que decir. Ya lo había intentado todo en sus fuerzas y nada funcionó. Cuando estaba a punto de darse por vencido, Dios le respondió en medio de la tormenta.


Dios no llegó a abrazarlo ni a pedirle perdón; al contrario, le mostró lo insignificante que era, pero no con el propósito de hacerlo sentir mal. Lo hizo sentirse tan pequeño que Job se dio cuenta de que no era necesario llevar sus propias cargas, ni hacer planes, ni luchar. Había alguien más grande que él, ayudándolo, dándole propósito a su vida y a su dolor.


Dios le mostró a Job que era su hijo, y que Él estaba a cargo de él. A pesar de que Job se sentía solo, Dios seguía obrando en su corazón a través de la tormenta y le recordó que debía confiar en Él. En un mundo lleno de ruido, ansiedad y caos, llega tu Padre, quien te lleva esperando hace mucho tiempo para que le digas: "Me rindo, ya no sé qué hacer en mis fuerzas y mis brazos se cansan, te necesito". Si creías que Dios no te estaba escuchando, hoy te entrego esta promesa: Él es tu refugio. No estás solo ni sin rumbo; Él te promete ser ese refugio que trae paz. Él sabe de ti, conoce cada una de las cosas que te quitan la paz, y no se ha olvidado ni se olvidará de tu aflicción. Él está oyendo tu oración.


Los silencios de Dios nos dejan sin suelo, como si estuviéramos a la deriva en una tormenta. Pero descansa, porque no es tu batalla y no es en tus fuerzas. Lo único que debes hacer es tener fe, y la fe se consigue de dos maneras: primero, leyendo la Biblia y viendo que siempre hay un final en la prueba, y segundo, tomando la decisión de confiar.


Tú eliges, querido lector: ¿vas a dejar que las circunstancias te sigan controlando o vas a cerrar los ojos y confiar en tu Padre? En Salmos 2:12 dice: "Bienaventurados todos los que en Él confían". Y "bienaventurados" significa tener gozo, gozo aun en la tormenta, porque tus ojos están en el lugar correcto.


Y tú, ¿te animas a soltar el control y confiar?


Con amor,

Natalia Rey Rizzo



Comentarios

  1. Puestos los ojos en el hay en nuestro Dios está la confianza ,gracias Natalia

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  2. Muchas gracias por esta enseñanza

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  3. Así es, debemos estar unidos a Dios durante la tormenta 🥹

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  4. Pastora que hermosa palabra, a veces por querer controlar todo se nos olvida confiar en Dios más que en nuestras fuerzas, solo hemos de poner nuestros ojos en Cristo y ser como arboles plantados junto a su palabra que son las promesas que nos dan paz en medio de los tiempos, bendiciones.

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  5. Gracias Natalia asi es Buscarlo de corazón para que nos dirija y muestre lo correcto y verdadero en su palabra

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  6. Qué hermoso mensaje. En medio de la tormenta y de la calma, Él está presente. Gracias por ser sensible a la revelación de su palabra y compartírnoslo.

    Atentamente,
    Karen L

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