NO TE DEJARÉ… NUNCA

 

JESÚS TE ENTIENDE

 “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los olivos; y sus discípulos le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres pasa de mí esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. 

Lucas 22, 39-44

Hace ocho meses, nuestra familia experimentó un periodo de extrema angustia con la partida de una tía que era muy especial para nosotros, era la tía más amada por todos sus sobrinos, aportó momentos muy felices durante el transcurso de nuestras vidas y dejó hermosos recuerdos difíciles de borrar. 

Mi tía luchó contra un cáncer de estómago durante casi un año. Su enfermedad estuvo marcada por mucho dolor e incertidumbre, debía tener cuidados especiales y nos entristecía como su vida y su cuerpo se iban deteriorando. 

A pesar de su enfermedad, siempre mantuvimos la esperanza de su sanidad, nos reuníamos como familia para orar y buscar la guía de Dios; aplicamos la sangre de Jesús y hacíamos todo lo que aprendimos en la iglesia para que superara este momento y que su vida se prolongara por mucho años más, sin embargo, Dios tenía otros planes para ella y para nosotros. 

En lucas 22; 39-44 aprendemos que, en momentos de dolor y pérdida, Jesús es quien más nos entiende y que él mismo nos da la fortaleza y la paz necesaria en medio de la tormenta.

Versículo 41.” Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró” 

Orar, buscar a Dios de rodillas: Así eran nuestros tiempos en familia, rogábamos a Dios para que llegaran buenas noticias, reclamábamos el milagro de verla nuevamente con nosotros; pero cada día los reportes médicos eran más desalentadores.

Versículo 42 “diciendo: Padre, si quieres pasa de mí esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” 

Morir a nuestra voluntad: Esta es la parte más difícil, pues nos cuesta entregar lo que tanto amamos, en ese momento no entendíamos que su tiempo aquí en la tierra estaba por culminar y que ella debía partir con el Señor. 

Versículo 43 “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”. 

Consuelo, fortaleza y fuerza: Aunque fue difícil aceptar, tuvimos claro que Dios sabe qué es lo mejor para nosotros y así como entiende nuestro dolor, también nos brinda consuelo y esperanza aun en la adversidad, por eso nuestro proceso de duelo y tristeza lo pasamos de su mano sin dejar de poner nuestros ojos en el autor y consumador de la fe.

Ahora puedo hablar con tranquilidad después de haber perdido dos seres queridos, hace 9 años a mi papá y ahora a mi tía. Hoy sé que están al lado del Señor, todos los días me esfuerzo más para algún día poder estar al lado Jesús y volverlos a ver en la eternidad.

No importa como estoy en este momento o como esté en el futuro, se que Jesús conoce mi condición y me recibirá con amor y compasión. Ël escuchará todas mis peticiones y, aunque a veces no recibo lo que espero sé que me dará lo mejor. 

Por eso te motivo a que no desmayes, ni te rindas, la dificultad que estás pasando Jesús la pasará a tu lado, te va a traer repuestas y te va a abrir camino para que sigas avanzando, no todo termina aquí porque largo camino te resta y es apenas el comienzo para que puedas disfrutar de las bendiciones que ganó el Señor en la cruz para cada uno de nosotros. Un abrazo.

Octavio Jimenez Fajardo