¡SOY SUFICIENTE!

Lucas 12:31 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las cosas te serán añadidas.”

Pensando un poco en cómo empezar a escribir acerca de Dios como nuestro suficiente, me doy cuenta de que a lo largo de nuestra vida, y quizás por muchos años antes de que nuestras vidas estuvieran a los pies de Jesús, como seres humanos pasamos tantos días detrás de las cosas de este mundo, buscando un “no sé qué” que nos haga sentir vivos, que nos haga sentir plenos. La verdad es que hemos probado con tantas cosas como fiestas, dinero, amigos, familia, estatus social, inmoralidad y muchísimas cosas más, pero al final el resultado siempre es el mismo: nada puede saciar la sed de nuestro corazón por encontrar ese algo y/o ese alguien que realmente nos haga sentir plenos.

¿Y sabes por qué te lo digo? Porque yo también sé lo que es estar ahí, en tu habitación solo en la noche con tantas preguntas, con miles de emociones que ni siquiera tú mismo sabes realmente lo que sientes. Y aún más, con la impotencia de no saber qué hacer o a quién acudir. Yo también muchas noches derramé lágrimas tratando de encontrar respuestas o simplemente tratando de sentir paz en mi corazón. Muchas veces traté de suplir el vacío de mi corazón con personas, cosas, experiencias, y sí, a lo mejor en ese momento sentí felicidad, pero era una felicidad superficial porque de nuevo me encontraba completamente solo en mi habitación, de nuevo con los mismos pensamientos, de nuevo con las mismas emociones negativas y de nuevo con lágrimas en mis mejillas y un corazón roto que no podía curar con nada.

Pero saben, hubo alguien que siempre estuvo conmigo, hubo alguien que jamás me dejó, hubo alguien que me acompañó en todo momento y, aunque al principio yo no lograba verlo por mi ceguera espiritual, una vez me encontré con ese alguien mi vida cambió para siempre. Y ese alguien es Jesús. Entendí que cuando todo el mundo se alejó, cuando todos te juzgan, cuando todos te dan la espalda, cuando todos te decepcionan, Él está ahí para ti y Él sí sabe cómo tener detalles contigo. Jesús fue para mí ese alguien que me amó sin importar mi condición, fue ese alguien que me amó sin importar lo que yo le podía ofrecer a Él. Fue aquel que cuando me perdí, me encontró, cuando me ensucié y me llené de lodo, con amor dejó a las 99 y fue por mí. Jesús para mí fue aquel que se quedó noches y madrugadas enteras hablando conmigo y jamás se cansó de escucharme. Y aunque le fallé una y otra vez y aún hoy en día lo sigo haciendo porque soy humano y eso solo me demuestra mi necesidad de Él, todos los días su amor me renueva y me llena de paz.

Mira, solo quiero decirte que dejar todo por seguir a Jesús es lo mejor que puedes hacer en tu vida. Él es más real que tú y yo juntos. Y ya sé que puedes pensar que esto que te digo suena muy cliché y todo lo que tú quieras porque a lo mejor si tienes amigos cristianos, o si asistes a la iglesia, o si has escuchado a pastores o lo que sea, estoy seguro de que no soy la única persona de la cual lo has oído. Pero piénsalo, si lo dicen tantas personas, ¿no crees que por algo es? Dale hoy la oportunidad a Jesús de que entre en tu corazón y te transforme. Deja que Él hoy te llene y te invada con su amor profundo, y entre a las habitaciones de tu corazón: a la habitación de tu familia, de tus finanzas, de tus emociones, de tus sueños, y deja que se haga la voluntad de Él en tu vida. ¿Y sabes cuál es la voluntad de Él? Que, así como es en el cielo, sea en la tierra. Te explico: en el cielo no hay tristeza, en el cielo no hay dolor, en el cielo no hay enfermedad, no hay ruina ni escasez, no existe la depresión ni la ansiedad. Todo lo contrario, hay paz, amor, gozo, prosperidad, sanidad. Pero si quieres todo esto, debes quitar todo lo que ocupa el primer lugar de tu corazón y darle ese primer lugar a Jesús. Suelta el control, no pretendas controlar todo. Solo cultiva tu tiempo con Jesús, lee su palabra porque es la manera de escucharlo, y sé sincero con Él porque Él te está esperando con los brazos abiertos.

Todo esto te lo dice alguien que estuvo perdido, que hizo de todo, pero que sin necesidad de que nadie se lo exigiera fue lleno por Jesús y hoy por hoy fue la mejor decisión que pude tomar en toda mi vida.

Para terminar, quiero regalarte esta palabra rema que Dios me dio en medio de mi proceso:

Salmo 37:4-7

“Deléitate en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él, y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.”

Oración:

Amado Jesús, en este día te invito a mi vida. Te pido que visites mi corazón y hagas morada en él. Cámbiame, Señor, transfórmame, haz en mi vida así como es en el cielo. Hoy te hago dueño y Señor de mi vida. Ayúdame para que tú, Dios, seas mi prioridad en todo tiempo y enséñame a entender que tú eres mi suficiente y a encontrar la plenitud de mi vida en ti. Te amo, Jesús. Amén.

Con amor, Esteban Forero.